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Una de las cuestiones que inquieta a los entrenadores sobre el rendimiento del deportista, es saber qué hace que varíe tanto el rendimiento de su jugador o deportista durante una misma competición, de una competición a otra, o incluso de los entrenamientos a la competición. Vamos a estudiar claves para motivar para rendir mejor bajo presión.
Habitualmente solemos leer o escuchar en los medios de comunicación declaraciones referentes a cómo la ansiedad afecta al deportista o al equipo llevándole a obtener malos resultados y un rendimiento por debajo de su nivel habitual, véase el caso del jugador del FC Barcelona Alexis Sánchez del que según parece la ansiedad por no marcar hace que su rendimiento no acabe de ser el esperado. Hay deportistas que ofrecen un rendimiento dispar según estén entrenando o compitiendo, así pues, mientras que algunos de ellos rinden a un gran nivel en los entrenamientos y en competición, hay otros que en competición no son capaces de ofrecer el nivel mostrado durante los entrenamientos, y el día del partido pasan a convertirse en deportistas totalmente irreconocibles.
¿A qué se deben estos cambios en el rendimiento del deportista? ¿Qué es lo que hace que un deportista varíe tanto su rendimiento de una situación a otra? Y lo más importante de todo, ¿qué podemos hacer nosotros como entrenadores de estos deportistas?
La presión competitiva: Motivar para rendir mejor bajo presión
Cuando en el ámbito del deporte hablamos de presión competitiva, solemos utilizar este concepto para indicar un aspecto negativo contra el que hay que luchar si se quiere obtener un buen resultado, así pues, nos estaríamos refiriendo a todas aquellas situaciones o Introducción iesport.es circunstancias, internas o externas, que producen en el deportista una disminución de su rendimiento. Pero esto no siempre es así, hay veces que la presión competitiva sirve de estímulo motivador y pasa a convertirse en un aspecto positivo que mejora el rendimiento del deportista. ¿Cómo podemos diferenciar la presión negativa de la positiva?
Rendir bajo presión: estrés, ansiedad y activación
Para dar respuesta a la pregunta anterior, es importante saber diferenciar los conceptos de ansiedad, estrés y activación, para poder entender de qué estamos hablando cuando lo hacemos de situaciones de presión y rendimiento.
• Activación Normalmente referido al proceso físico y psicológico a través del cual el organismo se pone en estado de alerta, activando todas aquellas funciones para poder dar respuesta ante la presencia de un determinado estímulo. Algunas de estas variables psicológicas son la tasa cardíaca, la tensión muscular, el nivel de sudoración de la piel, la dilatación de pupilas, etc.
• Estrés El estrés puede ser positivo y negativo, y hace referencia a cómo responde el organismo para adaptarse a una determinada situación. En este caso, el deportista tratará de adaptarse a ella manteniendo en la medida de lo posible su organismo en equilibrio. Esto es, dar una respuesta a lo que percibe que demanda la situación en relación a sus capacidades. Estrés positivo es aquel en el que el nivel de activación estimula al deportista a responder de manera correcta y adaptada, mientras que el estrés negativo, también conocido como distress, se refiere a una respuesta del organismo desmesurada y descontrolada, es decir, inadaptada.
• Ansiedad Es la reacción del deportista en forma de nervios y tensión frente a una determinada situación que anticipa peligrosa, amenazante, y/o de riesgo. A diferencia del estrés, en este concepto aparece el elemento pensamiento y emoción. Existen numerosas situaciones que pueden ser percibidas por el deportista como potencialmente estresantes, como por ejemplo jugar en campo contrario, la “presión” del público, el lanzamiento de una pena máxima, estar “obligado” a ganar para ganar un campeonato o pasar de ronda, jugar en inferioridad numérica, etc… A menudo las expectativas que se crea el deportista o que se generan en torno a él, hacen que a lo largo de la semana este ya vaya cargando en su “mochila” un exceso de presión innecesario que le bloquea psicológicamente y le agarrota muscularmente, de modo que pueden incluso aparecer síntomas de cansancio y/o fatiga física. No todos los deportistas viven las mismas situaciones de la misma manera por lo que hay deportistas que rinden mejor que otros frente a este tipo de situaciones de presión. Mientras que los primeros no sienten que haya nada que perder, los segundos perciben que algo no deseado puede suceder, y anticipan el desastre, generando un estado de ansiedad que les impide rendir como lo hacen habitualmente en situaciones de no presión como suelen ser los entrenamientos. Pongamos por ejemplo la situación de un partido de fútbol en el que en la primera acción del partido el jugador comete un error importante que lleva a la recriminación de un compañero, el entrenador, el público, etc. Este tipo de situaciones se dan de manera habitual, y pueden convertirse en una catástrofe para el deportista en lo que resta de partido, si no tiene la capacidad de sobreponerse y mantener un equilibrio tanto físico como psicológico, que le permita volver a meterse en el partido o en la competición.
Presión competitiva en todas las etapas deportivas. Motivar para rendir mejor bajo presión
La presión competitiva no siempre la deberíamos relacionar con el deporte de élite o alto rendimiento, si bien es cierto, que en el alto rendimiento no hay lugar para el error y este, como suele decirse en un lenguaje coloquial, se paga caro, no es menos cierto, que en etapas de iniciación y perfeccionamiento la presión también existe, y aunque de modo diferente, puede generar grandes destrozos en el joven deportista, y no sólo a nivel deportivo en su formación, sino también dañar su autoestima y autoconfianza hasta el punto de hacerle abandonar cualquier tipo de práctica deportiva. En la etapa de iniciación, hablar de deporte debería significar hablar de jugar, y los juegos deberían entretener y divertir, pero esto no siempre es así, el juego también nos pone en contacto con nuestras emociones, miedos, enfados, alegrías, tristezas, ilusiones, decepciones, frustraciones, etc, y hace que el niño, no sólo deba enfrentarse al rival o al entorno inmediato, sino también a sí mismo, y en muchas ocasiones poniendo en juego su autoestima y autoconcepto y construyendo en él unas experiencias que acabarán por proporcionarle información de cómo es y el tipo de situaciones que pueden resultar amenazantes, peligrosas o no deseadas.
El entorno del deportista juega un papel fundamental a la hora de poner o quitar presión, por lo que, tanto los entrenadores como los padres deberían tener como objetivo principal quitarle presión al deportista, para así, reducir sus niveles de ansiedad. Al niño o joven deportista le pasan más cosas fuera del deporte que practica. Tiene que rendir y dar respuesta no sólo a nivel deportivo, sino también a nivel familiar, de amistades y de estudios, y todo ello, a menudo no es nada fácil, pues surgen demandas o expectativas familiares difíciles de satisfacer, conflictos en la adquisición de un determinado rol y reconocimiento por parte del grupo de amistades, así como la necesidad de obtener buenos resultados en los estudios. Si a todo ello, le sumamos la necesidad de sentirse competente a nivel deportivo frente al entrenador, compañeros, y los “exámenes” continuos de la competición, podremos entender mejor cuál tendría que ser una de las principales funciones de los entrenadores en estas etapas, que es: “Proporcionarle las condiciones adecuadas tanto en entrenamientos como en competición, para que el niño o joven deportista rinda con la justa presión necesaria de manera que obtenga el máximo rendimiento posible dentro de sus propias posibilidades”.
¿Qué podemos hacer como entrenadores?
Algunas estrategias que van a ayudarnos a que el jugador rinda bajo presión son:
• Conseguir la colaboración y trabajar en equipo junto a los padres, para tratar de no meterle al niño más presión de la necesaria.
• Conocer el tipo de situaciones que el deportista vive como potencialmente estresantes, y elaborar estrategias de afrontamiento.
• Entrenar el rendir bajo presión generando situaciones de presión controlada en los entrenamientos.
• Centrar al deportista en los aspectos controlables de la competición
• Redefinir el concepto de éxito y fracaso priorizando el rendimiento al resultado
• Orientar al deportista a centrarse en los aspectos en los que ha mejorado, siendo él su propia referencia y no la comparación con otros compañeros
• No exigir por encima de las posibilidades del deportista
• Diferenciar el valor como persona del resultado final obtenido
• Generar experiencias positivas a través de la práctica del deporte
Enseñar al deportista a afrontar, controlar y tolerar situaciones de presión competitiva, es una de las misiones que debería plantearse el entrenador como objetivo de aprendizaje del deportista.
Conclusiones
Hablar de presión competitiva no es hacerlo únicamente de la etapa de alto rendimiento, sino que también aparece en otras etapas como son las de iniciación y perfeccionamiento. Los conceptos de activación, estrés y ansiedad nos permiten entender mejor de lo que estamos hablando cuando nos referimos a la presión competitiva. Conseguir que el deportista ofrezca un rendimiento óptimo bajo presión, es uno de los grandes retos que tienen los entrenadores en su trabajo. Sacar lo mejor de un deportista no es tarea fácil, pero hacerlo en. Situación bajo presión tiene mucho más mérito si cabe. Enseñar a nuestros deportistas a afrontar, controlar y tolerar la presión competitiva es una de las tareas más exigentes para un entrenador, si lo que pretende es convertir a un buen deportista, en un muy buen deportista.
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