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En la infancia lo más importante son los valores y la visión del mundo, y ante las dificultades de éste, que inculque la familia.
Uno de los pilares del coaching deportivo que desarrollamos en nuestro Máster en Coaching Directivo-Deportivo y Psicología del Alto Rendimiento es la habilidad para hacer preguntas claves. Papás y mamás, preguntémonos… ¿tu niño es pesimista con 10 años? ¿Da más importancia a lo que no quiere que a lo que quiere? Y… ¿Sabe qué hace bien?
En la preadolescencia y adolescencia introducimos tres roles importantes, y por este orden de importancia: el entrenador, los compañeros de entrenamiento y los rivales. Y ninguno de ellos debería provocar que la emoción más intensa, de todas las decenas de emociones que hay, sea negativa.
Debemos tener clara una premisa: ni el niño ni el adolescente lleva consigo, en los genes, una visión negativa del mundo y sus desafíos. Toda la actitud es enseñada, voluntaria o involuntariamente, por esos maestros o modelos.
Conocemos ejemplos de enormes deportistas que se han roto emocionalmente ante la adversidad (una lesión, un cambio drástico o un momento decisivo), tanto antes de empezar su carrera, durante y después. Cuando un deportista tiene talento innato y motivación, puede ganar, y puede ganar durante largo tiempo. Pero ganar no es competir.
¿Enseñamos a los deportistas a competir?
Competir es excitante y –atentos– meritorio. Competir es vivir y no lo que se está enseñando a los jóvenes: competir es ganar y debes ganar porque eres mejor. Pero… ¿Por qué cree este joven que es mejor? ¿Sabe en qué es mejor que su rival? ¿Sabe si eso es válido para ganar? ¿Quieres ganar hoy o quieres tener una carrera larga y exitosa?
Vivir no es meter un penalti sino meter el segundo penalti habiendo fallado el primero. Vivir es remontar un punto de partido y vivir es recuperarte antes de los previsto de una lesión. Esto es competir.
Caso de Mardy Fish
El documental de Netflix “Break Point” muestra cómo el tenista estadounidense, en un punto de inflexión de su carrera, apuesta todo su esfuerzo y tiempo en la preparación física para dar un salto cualitativo en su rendimiento. Sorprendentemente, no hay ni rastro de preparación psicológica.
¿En qué ha consistido el entrenamiento mental en el deporte de élite, tradicionalmente?
Como vemos en dicho documental, la formación mental de los deportistas jóvenes se basaba en el conocimiento (mediante vídeos y charlas) de cómo competían las estrellas históricas del tenis de ese país. Y en simplificar la creencia de que se puede ser un buen competidor si se desea mucho y se trabaja duro repitiendo el trabajo técnico y físico durante todo el tiempo que el cuerpo aguante y, también, si se desea con todas las ganas del mundo. Como si el trabajo psicológico para competir consistiera en imitar a los héroes, como un pretendiente a actor que se plantea ganar un Óscar imitando a Tom Hanks.
La formación multidisciplinar. Los 4 pilares: técnica, táctica, físico y mental
El principal error ha sido, siempre, tomar como modelo a estrellas del deporte que aunaron, con trabajo exhaustivo o por circunstancias favorecedoras, el rendimiento óptimo en los 4 pilares y, además, un talento innato superior. Pero nunca se ha analizado, científicamente, el rendimiento psicológico de Jonh McEnroe, Michael Jordan, Mohamed Ali, Messi o Cristiano Ronaldo, etc. Todo se ha reducido siempre a tener “carácter”, como si se naciera con ello y se pudiera “tener” si se desea con todas las fuerzas.
La psicología deportiva analiza y convierte en procedimientos lo que los deportistas talentosos hacen automáticamente.
Éstas y, la mayoría de las estrellas del deporte, nunca han trabajado científicamente la parte psicológica del rendimiento. Simplemente, su educación forjó un carácter resiliente y ambicioso, aunándolo con un autocontrol propio de personas maduras; un talento físico y técnico extraordinario; una inteligencia táctica excelente y, finalmente, un cuerpo resistente a las lesiones. ¿Qué queremos decir con esto? Que podríamos lograr que muchos más deportistas lleguen a la élite si se les prepara de forma completa desde la infancia, y siempre adaptándolo al momento presente, sin saltarnos etapas, con profesionales formados completamente.
¿Qué pasa si no realizamos una preparación completa al deportista, adaptada a cada etapa?
Si no se trabaja correctamente en cada etapa, y nos saltamos alguna, esto supondrá llegar a momentos claves en su carrera en condiciones vulnerables. Como el tenista Mardy Fish en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos de 2012 cuando, literalmente, se rompió psicológicamente con una crisis de ansiedad grave antes del partido; o Simone Bales en los Juegos Olímpicos de Tokio; o Naomi Osaka con sus problemas para controlar su exposición pública; o estrellas deportivas cuya carrera se quebró en un momento determinado o que, incluso, les llevó a depresiones, adicciones y el gran tabú social como es el suicidio.
Conclusiones
- El talento nace, pero el competidor se educa, y se educa desde la infancia.
- Es misión de las familias, primero, y de los entrenadores, después, que los niños sientan emociones positivas ante la competición.
- Las emociones más intensas de los papás, y los entrenadores, son el modelo a seguir por parte de los niños y condiciona el abordaje de la competición en el presente y futuro.
- Los entrenadores deben formarse en el desarrollo de la parte psicológica del acondicionamiento físico, la parte psicológica de la técnica, la de la táctica (toma de decisiones) y las 4 variables del pilar psicológico, como vemos en la entrada del blog Habilidades psicológicas en el deporte.
- Esta preparación completa del técnico deportivo, utilizando como base la psicología deportiva, conforma lo que llamamos coach deportivo o, lo que es lo mismo, un entrenador 360º o “entrenador completo”.
- Los psicólogos deportivos tenemos la misión de formar a los entrenadores para que sean coaches deportivos, es decir, para que trabajen para desarrollar los 4 pilares del rendimiento.
- El psicólogo que quiera trabajar en el deporte deberá formarse en psicología deportiva y, también, en coaching deportivo para no tener dificultades para que la psicología deportiva cale en entornos cerrados y endogámicos que, tradicionalmente, califican al deporte de élite.
- En nuestro Experto en Coaching Deportivo y Psicología del Alto Rendimiento los psicólogos encontrarán la formación que les especializará en este ámbito que, hoy más que nunca, se encuentra en plena actualidad y constante crecimiento.
José Ángel Caperán
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