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Para un medio o agencia de comunicación, pocos escenarios resultan tan perjudiciales como la pérdida de credibilidad o la falta de confianza entre los miembros de la sociedad. Esto es algo que ocurre con frecuencia, no obstante, cuando los profesionales de esta área ignoran las normas y códigos que rigen la ética periodística.
En el artículo de hoy vamos a profundizar en la definición de este concepto y descubriremos cómo aplicar la ética periodística en el ámbito deportivo.
¿Qué es la ética periodística?
La información que se transmite a través de los medios de comunicación debe ser siempre transparente, objetiva y verídica, ya que es el pilar sobre el que la sociedad se educa, se entretiene y toma decisiones sobre aspectos esenciales de la vida diaria. Partiendo de esta base, surge la ética periodística, ese elemento intangible que permite a los profesionales del periodismo ejercer con rigurosidad, imparcialidad y objetividad.
La ética aplicada al ámbito periodístico -entre los que se incluye el periodismo deportivo- se centra sobre todo en la responsabilidad de los profesionales de esta área hacia la sociedad y en los principios morales que debe seguir en su trabajo diario para cumplir con la misma.
En resumen, la ética periodística permite a los profesionales discernir en su día a día qué actuaciones son correctas o incorrectas, desde el punto de vista de la responsabilidad social.
¿Cómo se regula la ética periodística? Código deontológico
Los principios en los que se basa la ética periodística han sido recogidos por escrito y de forma oficial en un documento denominado código deontológico. Este documento tiene el objetivo de mejorar la puesta en práctica de los profesionales del periodismo y se encarga de regular los fundamentos sobre los que se basa la actuación de los informadores.
Existen códigos que abarcan grandes territorios, como el europeo -aprobado en Estrasburgo en 1993-, pero es habitual que cada país elabore su propio código deontológico. El de España, por ejemplo, data de 1993– aunque fue actualizado en 2017, para adecuarse a las demandas de la sociedad actual- y fue elaborado por la Asamblea General de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España.
Aunque estos códigos no son de obligado cumplimiento en un sentido estricto, siempre que ignorar sus principios no implique la vulneración de una ley o derecho, sí es obligatorio cumplir con sus valores y deberes desde un punto de vista moral.
Un periodista puede cumplir o no el código deontológico, pero no puede alegar que no lo conoce.
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5 pautas para mantener la ética periodística en deporte
Los principios de la ética periodística son, como hemos visto, bastante fáciles de comprender y seguir, al menos a priori. Sin embargo, en la práctica diaria de la profesión encontramos ejemplos constantes de mala práctica periodística y de ocasiones en las que la subjetividad o los aspectos emocionales se interponen al objetivo último del periodismo: difundir información útil para la ciudadanía.
La falta de credibilidad y confianza entre el público es una de las principales consecuencias de ignorar la ética periodística.
El único modo de aplicar estos principios con corrección es siguiendo una serie de pautas de ética periodística, que resultan válidas también para el ámbito deportivo. Vamos a profundizar en ellas a continuación:
Verificar los datos y usar fuentes fidedignas
En el ámbito periodístico, la inmediatez y la presión por conseguir audiencia provoca en ocasiones la pérdida de rigor en la información. Esto debe evitarse en la medida de lo posible a través de una serie de acciones básicas:
- Recurrir a fuentes fiables (siempre más de una, sobre todo cuando hay puntos de vista contrarios sobre un mismo suceso).
- Contrastar los datos obtenidos para asegurar su veracidad.
- Investigar en profundidad los hechos, especialmente si tienen relevancia política o económica para la sociedad.
- Respetar la presunción de inocencia y el derecho a la intimidad.
- Elegir el mejor formato según el tipo de información a tratar: entrevista, artículo, reportaje, crítica…
Estar dispuesto a enmendar errores
Incluso los profesionales más rigurosos y concienzudos cometen errores en algunas ocasiones. Sin embargo, la forma en que actúan ante estas equivocaciones es lo que realmente representa su integridad y expone ante la sociedad su deseo de seguir una buena praxis profesional.
Los periodistas tienen el derecho y la obligación moral de rectificar la información errónea cuando sea necesario y de hacer cualquier posible aclaración o corrección sobre noticias que ya hayan sido publicadas. Dicho de otro modo: rectificar es de sabios, y disculparse lo es todavía más.
Respetar la privacidad y los derechos fundamentales
La información es prioritaria a la hora de buscar una noticia, pero incluso esto tiene sus límites. Acciones como exponer la identidad de una fuente sin su consentimiento expreso o introducirse en la vida privada de las personas son contrarias a los principios de la ética periodística y ponen en peligro la credibilidad del periodista.
Si la sociedad detecta que un profesional del periodismo obtiene la información de forma poco fidedigna o no respeta los derechos fundamentales de los individuos implicados en la noticia, perderá el respeto hacia este profesional y, probablemente, hacia el medio al que representa.
Ante la duda, recurrir a los manuales
Un periodista puede encontrarse ante un verdadero dilema moral al tratar con una fuente o descubrir un hecho noticioso de gran magnitud, por citar algunos ejemplos. Incluso los profesionales con más experiencia llegan a preguntarse, en algún punto de sus carreras: ¿qué es lo correcto?
En situaciones como esta, lo más recomendable es acudir al código deontológico del periodista y revisar sus principios. Si la acción que tiene prevista no se adecúa a las normas morales recogidas en este documento, lo mejor será apostar por otra que sí se rija bajo estos principios.
Ser ecuánime y objetivo, incluso en la crítica
El periodismo debe, tal y como comentábamos al inicio de este artículo, centrarse siempre en los hechos ocurridos y no en las percepciones u opiniones personales del profesional. Por ello, incluso a la hora de ofrecer una crítica sobre un suceso o un encuentro deportivo, el informador debe ceñirse en todo momento a la realidad.
En el periodismo deportivo, sobre todo, es habitual que se desdibujen los límites que separan la crítica de la falta de respeto y se ignore el derecho al honor. Una crítica debe estar siempre basada, además, en hechos demostrables. Por ejemplo, es recriminable acusar a un futbolista de ser “poco generoso en el juego”, sin aportar datos rigurosos que confirmen esta afirmación.
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