El rendimiento de un deportista depende, en primer lugar, del dominio de sus variables intrapersonales y, en segundo lugar, de la destreza que éste tenga en el manejo de las variables interpersonales, es decir, de aquellas que involucran la participación del entorno del deportista.
El deportista no suele ser impermeable a la influencia de compañeros, entrenadores, rivales o padres.
El coach deportivo debe tener presente que todo programa de coaching deportivo implicará un trabajo intrapersonal y, paralelamente, un trabajo interpersonal, se trate o no de un deporte colectivo, pues, de lo contrario, la influencia obligada que tendrá el entorno estará fuera del control del coachee y sus acciones de mejora individuales serán poco fiables en un contexto de alto nivel de estrés.