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CAMPAMENTOS DE DEPORTE PARA NIÑOS. 1ª PARTE
La mayor parte de las personas que sentimos atracción tanto por la gestión como por la práctica deportiva hemos tenido en mente, en algún momento de nuestras vidas, el desarrollo de campamentos de deporte infantiles, o campus, deportivo infantil.
A priori, la idea resulta francamente atractiva. Pocas actividades vinculadas al mundo del deporte ofrecen la posibilidad, tan gratificante para un gestor, de diseñar y ejecutar un plan de actuación directiva, con una utilidad tan evidente, como lo es el contribuir al ocio y a la formación de los más pequeños.
Nos encontramos ante una una labor que satisface plenamente las necesidades reservadas para la cúspide de la famosa pirámide de Maslow: las de autorrealización. Quizás ese sea el motivo de que este tipo de iniciativas sean un común denominador de los gestores deportivos a lo largo de nuestra vida profesional.
Entonces, ¿por qué muchas de estas buenas intenciones se quedan aparcadas en nuestro ideario de aspiraciones y jamás se llevan a la práctica? Una de las posibles razones, se encuentra en la complejidad que encierra la elaboración de campamentos de deporte para niños
Cuando nos adentramos en la fase de valoración inicial, previa y necesaria a la toma de decisiones definitivas, sobre la realización del campamento deportivo infantil, comenzamos a vislumbrar en el horizonte, un sinfín de variables que deben ser coordinadas si queremos obtener un campus que ofrezca un servicio eficiente y de calidad.
Precisamente es este ejército de factores y recursos por armonizar el que, en numerosas ocasiones, se eleva como un imponente muro de dificultades que frena nuestras energías iniciales y nos empuja a desistir de nuestra tentativa.
En las siguientes líneas trataremos de abordar, desde una perspectiva global, cuáles son las principales etapas que deberemos superar, para llegar a configurar un buen campamento infantil vinculado a las actividades deportivas.
Todo este recorrido lo realizaremos partiendo de una premisa fundamental que mantendremos en todo momento: si nos planificamos adecuadamente, y nos ceñimos a las directrices de un proyecto sensato y realista, podremos conseguir poner en práctica esa idea, que en tantas ocasiones se nos ha resistido anteriormente.
FINALIDAD DEL CAMPAMENTO DEPORTIVO INFANTIL
Antes de aventurarnos en la apasionante aventura de dar forma a nuestros campamentos de deporte para niños, debemos responder a esta pregunta de vital importancia: ¿cual es el objetivo último de este proyecto, la finalidad que le dota de sentido?
Si la respuesta a este interrogante, está encaminada hacia consideraciones distintas en las que no figure una combinación de términos como la diversión, el aprendizaje, la puesta en valor de la actividad física, y los valores asociados al deporte, o la consolidación de los procesos relacionales de los niños, lo mejor es que aparquemos nuevamente nuestro proyecto, al menos hasta haberlo rediseñado de manera acorde con estos principios fundamentales.
¿Por qué es tan relevante actuar así en esta etapa inicial? Sencillamente porque, de no contar con estos fundamentos de base, jamás podremos defender adecuadamente a nuestro campamento deportivo. Ni frente a los posibles competidores que rivalicen con nosotros, por la concesión de las instalaciones necesarias para llevarlo a efecto ni, por supuesto, ante las dificultades y problemas que vayan surgiendo cuando nos encontremos en las fases de desarrollo del mismo.
Cualquiera puede intentar poner en marcha un programa de este tipo apoyándose exclusivamente en términos economicistas de obtención de beneficios. Es perfectamente lícito, pero no es eficiente en términos de productividad y calidad, máxime cuando se trata de ofrecer un servicio directo al sector de la población más impredecible, vulnerable y sorprendente de todos: el de los niños.
Si comprendemos que la economía es importante pero que, en este tipo de casos, sólo tendremos éxito en ese apartado si lo ligamos indisolublemente a un enfoque pedagógico y educativo en el que creamos firmemente, podremos avanzar hasta la siguiente etapa de nuestro viaje como gestores y planificadores de un buen campamento deportivo infantil.
OBJETIVOS GENERALES Y PARTICULARES DEL CAMPAMENTO
Determinar el rango de edades de los niños que podrán participar en nuestro campamento será el filtro inicial que nos permitirá, posteriormente, decidir la composición de los diferentes grupos demográficos que estableceremos para la celebración del mismo.
Para cada colectivo de niños y niñas, fijaremos unos objetivos de tipo social, deportivo y de ocio que guiarán toda las actividades y la metodología (física, técnica, táctica, recreativa…) que se pondrán en práctica a lo largo de la convivencia en nuestro campamento.
La reflexión profunda, la investigación concienzuda y el asesoramiento combinado de profesionales de la enseñanza, el deporte y la psicología, se antojan cruciales en este punto para lograr escoger una óptima miscelánea de eventos de ocio, prácticas deportivas y ejercicios de interactividad social que garanticen que cada niño reciba unas prestaciones compatibles a las etapas de desarrollo corporal e intelectual que esté atravesando durante su estancia en nuestro campamento.
Nunca debemos olvidar el enorme impacto que las experiencias en campamentos de deporte para niños pueden llegar a tener en el proceso de maduración personal de los niños. Desde este punto de vista, la responsabilidad que asumimos debe obligarnos, en todo momento, a tomar nuestras decisiones de gestión sobre el campamento deportivo infantil con un baremo de exigencia y calidad que sólo puede definirse apropiadamente con un concepto de aplicación relativamente moderna: la excelencia
FIJACIÓN DEL ORGANIGRAMA DEL CAMPAMENTO Y ASIGNACIÓN DE FUNCIONES
Aunque lo habitual es pensar en una ubicación previa y, a partir de sus características, ir configurando progresivamente el proyecto del campamento deportivo infantil, lo cierto es que resulta mucho más lógico, en nuestra persecución de la excelencia, el diseñar genéricamente el plan del mismo para, posteriormente, buscar una localización y unas instalaciones adecuadas que nos permitan desarrollar sin limitaciones aquello que hemos plasmado previamente sobre el papel.
Por tanto, tras determinar los grupos demográficos que serán acogidos en nuestro campamento deportivo infantil, procederemos a la elaboración de un completo organigrama en el que queden establecidos los diferentes niveles jerárquicos que coordinarán la actividad interna del mismo.
Directores, coordinadores, supervisores de cada área específica, técnicos, monitores, personal de servicios complementarios… cuando los campamentos de deporte para niños se lleven a efecto, absolutamente todo el mundo debe conocer su puesto exacto dentro de la organización, sus funciones específicas y los procedimientos de actuación que debe seguir tanto en el transcurso normal de la actividad como en las situaciones de riesgo o emergencia.
Esta etapa nos exigirá una gran capacidad de abstracción y visión espacial de nuestro proyecto. Es necesario que le dediquemos el tiempo suficiente, para que no nos encontremos en el futuro con crisis de ejecución, derivadas de una mala distribución de recursos humanos, de un ineficaz sistema de comunicación y retroalimentación, o de la ausencia de protocolos de comportamiento, previstos para afrontar las situaciones, rutinarias y excepcionales, que se pueden generar en un campamento deportivo infantil.
DETERMINACIÓN DEL PUNTO DE EQUILIBRIO DEL PROYECTO Y TOMA DE DECISIONES SOBRE LAS INSTALACIONES Y LA UBICACIÓN DEFINITIVAS A ESCOGER
En este momento, con el boceto global del organigrama bien perfilado, ya somos conscientes de todos los aspectos relevantes, que anteceden a la puesta en marcha de las fases más “prácticas” del proyecto: la finalidad que lo sustenta, el modo en que vamos a orientarnos hacia ella a través de la consecución de objetivos intermedios, y las actividades y metodologías que hemos estimado más oportunas para alcanzar el éxito gestor al final de esta apasionante aventura.
Llegó el turno de la calculadora. Las hipótesis, los presupuestos y las estimaciones de costes y afluencia llenarán un montón de folios hasta que logremos configurar tres escenarios (pesimista, intermedio y optimista) que nos permitan establecer los mínimos a conseguir, tanto en términos de número de niños como de ingresos recibidos, para que nuestra idea sea rentable en el momento de su puesta en marcha.
Como cada proyecto de campamento deportivo infantil puede ser infinitamente distinto de los demás, nos limitaremos a recoger en este apartado la fórmula genérica del cálculo del punto de equilibrio.
(P.E. punto de equilibrio; u.m unidades monetarias; u.f. unidades físicas; CF costes fijos; CV costes variables; VT ventas totales)
Un concepto que debemos dominar, si no queremos fracasar estrepitosamente cuando nos decidamos por seguir adelante, con nuestro campamento de verano infantil.
Al igual que la finalidad última guía todo cuanto se configura en la planificación teórica inicial, el punto de equilibrio recibe el testigo en el momento en el que cruzamos la línea irreversible entre los abstracto y lo empírico. Si no perdemos su referencia en la asunción de gastos, en el establecimiento de precios o en la constitución de unos fondos destinados a cubrir posibles contratiempos, la viabilidad de nuestro proyecto estará siempre respaldada de manera sólida y responsable, aunque no infalible.
Si estos cálculos nos aportan una estimación razonable sobre el panorama que podemos encontrarnos en la práctica, el proyecto del campamento infantil de deportes puede comenzar a pensar en la elección de la ubicación más adecuada para llevarlo a efecto.
Con total probabilidad ya habremos considerado diferentes opciones que, a priori, nos parecían apropiadas para campamentos de deporte para niños. Es la hora de decidirse por una de las mismas.
Esta elección se encuentra en la antesala de la etapa más activa y entretenida del proceso de configuración del campamento, aquella que nos llevará a negociar con los proveedores de material, diseñar los horarios, coordinar a los profesionales encargados de la prestación de servicios o redactar la normativa de régimen interno que marcará la línea de comportamiento general durante la convivencia.
Ese será el área que nos encargaremos de analizar en el próximo artículo. La vertiente, que complementa a la recogida en estos párrafos, cuyo objetivo fundamental no es otros que aportar una visión global de todo este proceso.
Un proyecto que, bien enfocado, no tiene porqué convertirse en ningún muro de enormes limitaciones que frenen nuestros sueños como gestores deportivos. Paso a paso y con mesura, nuestro campamento deportivo infantil saldrá adelante y supondrá para nosotros una de las experiencias más enriquecedoras de toda nuestra carrera profesional.